El Museo Internacional Barroco (MIB) invita a escuchar el susurro del tiempo. Espacios de concreto que fluyen y desembocan en el diálogo entre el hombre y la naturaleza, en la comunión del aprendizaje y el paseo. Esta obra de arquitectura, diseñada por el arquitecto japonés Toyo Ito forma parte del Plan de infraestructura turística y cultural del gobierno de Puebla. Esta obra se construyó con la idea de “contribuir a generar en la ciudadanía un mayor interés en el arte y una mejor apreciación del valor que el arte aporta a la ciudad y a todo el país”. Al mismo tiempo, el museo “incita el turismo, el arte y el conocimiento, atrayendo a visitantes de México y del mundo”.
El Museo Internacional Barroco, inaugurado en febrero de 2016, al sur de la ciudad de Puebla, México, es un asombroso ejemplo de la arquitectura en libertad del arquitecto japonés Toyo Ito. En una extensión de aproximadamente 18.000 m2, es posible descubrir, reflexionar y comprender mediante recursos visuales, gráficos e interactivos y, a través de la exposición de colecciones a nivel internacional, el barroco en la consolidación de la cultura dentro del ámbito de la música, el teatro, la arquitectura, la moda y la literatura. “Para el nuevo museo no fue necesaria la tropicalización del proyecto. Su conceptualización fue específicamente para México. Desde su origen, el reto fue crear un lugar de diseño escultórico, fuerte y sencillo, sin proyectar un concepto nórdico de pieles tecnológicas complicadas”, expresan los arquitectos Shuichi Kobari de Toyo Ito & Associates, Architects y Alejandro Bribiesca, de Estudio Arquitectura. Las expectativas fueron que "en el MIB se introdujera mundialmente el Arte del Barroco, que bien puede decirse fue el primer estilo difundido internacionalmente”, expresó el arquitecto Toyo Ito, en la memoria descriptiva del proyecto.
Para el concepto arquitectónico, el creativo se sumergió en el mundo y secretos del barroco. En la memoria descriptiva del proyecto, Toyo Ito expresa que “es muy difícil definir en una sola palabra el arte del barroco. Si pensamos en la historia del arte, podemos decir que es un estilo que quiere romper con las estrictas reglas impuestas por el Renacimiento y, al mismo tiempo, surge como una Contrarreforma que se une con el movimiento religioso, intelectual y político. Geográficamente hablando, podemos decir que gracias a la Era de los descubrimientos, el arte barroco se extendió internacionalmente; socialmente, este arte se desarrolló para ser disfrutado en todas las artes: pintura, escultura, arquitectura, música, teatro, literatura, gastronomía por la burguesía como por los plebeyos. El Arte Barroco abarca, moda; es un arte movido por el sentimiento. Así, es muy difícil entenderlo de manera teórica o racional; más bien debe ser una experiencia a ser vivida”. Su introspección lo llevo al concepto creativo: “Pensando en todo esto, me propuse tres directrices a la hora de diseñar el Museo a partir de un orden rígido, éste se funde creando fugas. El espacio resultante creado tiene una impresión de fluidez". Pero, materializar las ideas del diseñador nipón no fue tarea sencilla. La fórmula: la convergencia de profesionales mexicanos y japoneses. Estudio Arquitectura participó junto con el despacho de Toyo Ito and Associates en la fase del desarrollo del proyecto ejecutivo, y en la supervisión arquitectónica de la edificación. Los creativos Shuichi Kobari y Alejandro Bribiesca revelan que “el desarrollo del proyecto ejecutivo, las diversas ingenierías y la construcción fueron actividades realizadas por profesionales mexicanos que estuvieron a la par de un proyecto y una obra arquitectónica de máxima complejidad en donde el tiempo fue uno de los mayores retos”. Cabe señalar que se trabajó con la tecnología local hasta la escala del mobiliario. Y es que, entre bordados y tejidos producto de la imaginación, las manos, el talento y la técnica que fluye como herencia cultural ancestral de las artesanas del pueblo de Hueyapan, surgió parte del mobiliario del MIB, develan los mismos creativos.
Obra en movimiento
El MIB es una obra arquitectónica que -a decir del propio Toyo Ito, es “un edificio que brota de la tierra como un manantial que crece”…. En la ciudad y en la arquitectura contemporánea se huye del diálogo con la naturaleza –afirma el arquitecto nipón- y “se intenta controlar el interior expulsando y poniendo barreras al exterior”. Esta filosofía antropocentrista en la arquitectura se traduce en una trama funcional. Si pensamos en el movimiento Barroco que rompió con la visión del humano como centro del universo del Renacimiento para pasar a una relación Dios-humano, se puede observar que se está produciendo una tendencia similar, en la época que vivimos: la búsqueda de la relación de las personas con la naturaleza. Dicha búsqueda es uno de los temas más importantes de este siglo. En el MIB se rompe el orden rígido para conseguir espacios fluidos. El espacio no está dominado por frías tramas rígidas, sino que a partir de un orden que se funde se obtiene como resultado final un espacio fluido. En este sentido, agrega el creativo: "espero que cuando la gente pase de una sala a otra, experimente un espacio Barroco”. Agrega que “en el arte barroco la luz simboliza una revelación de Dios ante la oscuridad de la ignorancia. En el proyecto del MIB la luz también adquiere un sentido especial. Al mirar la planta, que a primera vista parece un laberinto, vemos que cada sala está conectada a la siguiente mediante un domo de luz que las une a modo de cuentas de un rosario. El visitante encuentra el camino a la siguiente sala mediante las entradas de luz, de manera que no se pierde en el recorrido. El tipo de luz que entra en cada patio varía en función de la necesidad de las salas a las que une. Los visitantes podrán experimentar la luz que literalmente cae del cielo; será entonces cuando empezará el diálogo del hombre con el exterior (Naturaleza)”.
El MIB y el cuidado del medio ambiente
Según información proporcionada, la relación MIB-medio ambiente, no es otra sino la relación del hombre con la naturaleza que brota de la tierra dando forma al museo. El solar del MIB se encuentra al norte del terreno del Parque Metropolitano, en los linderos de los Municipios de San Andrés de Cholula y de Puebla. Los ciudadanos pueden pasear por este Parque de manera agradable a la vez que profundizan su entendimiento del Medio Ambiente. Esta relación de aprendizaje-paseo que se da en el Parque Metropolitano fue la que se quiso crear en el MIB. La geometría del edificio que provoca espacios fluidos, con los pequeños patios de luz y las salas de exhibición del Arte Barroco conduce al desarrollo del diálogo entre la naturaleza y el ser humano. Esta idea se complementa con una propuesta tecnológica. Puebla tiene un clima prácticamente invariable a lo largo de las estaciones. Aprovechando esta situación favorable, para la climatización del Museo se empleó un sistema que usa el aire exterior para reducir la carga energética del edificio. En un edificio dominado por altos muros de concreto reforzado se diseñó la dimensión de las oberturas óptimas para el Museo.
Una metáfora
Recorrer sus dos niveles de exposiciones es dejarse llevar a través de un manantial que fluye y se libera. El MIB dispone de dos niveles sobre rasante y un mezzanine. En la primera planta se distribuyen las funciones relacionadas con las exposiciones. Allí se ubican las taquillas, la tienda y un punto de información. Desde aquí se comunica con el vestíbulo de las exposiciones. La exhibición permanente contempla la visita a 8 salas. Además, las 8 salas, más una terraza exterior, se encuentran rodeando un gran patio interior de 1.800 m2, donde el visitante puede descansar de la vista cuando lo necesite. En este gran patio, dominando el espacio, se encuentra una gran fuente de agua cuyo motivo es un remolino. En el Barroco, el agua en movimiento es un tema recurrente; en el MIB es una metáfora que expresa el lugar de la génesis del Museo.
Además, para crear una transición entre el MIB y el Parque Metropolitano, el lago está proyectado a modo de espejo de agua en las zonas cercanas a la entrada, y como estanque natural cuanto más cerca del parque. En esta última zona se colocó vegetación acuática de manera natural en los bordes del lago, y se utiliza agua de una planta de tratamiento para introducirla en un circuito de espejos de agua, con pequeños saltos que ayudan a oxigenar dicha agua. Luego de pasar por este proceso de tratamiento, se introducirá al río Atoyac, contribuyendo en la limpieza del mismo.
Una gran escalera es la apertura a la investigación, educación y difusión del Barroco. La segunda planta, accesible a través de una gran escalera y elevadores, dispone de salas relacionadas con la investigación, educación y difusión del Arte Barroco. En esta planta el visitante podrá observar el proceso de restauración de las obras de arte barrocas, consultar la biblioteca especializada, con documentos originales, aprender en las salas del enlace educativo, o deleitarse de los sabores barrocos en el restaurante con una terraza con vistas al parque. También en esta planta se encuentra el Salón Internacional del Barroco, donde se reúnen expertos internacionales en esta época para simposios, etc.
Para que las exposiciones que se gesten en este museo sean de carácter fresco e innovador, se situaron las oficinas del Museo en un lugar privilegiado, en planta alta y con vistas al parque, de manera que puedan disfrutar de su creatividad desde este espacio de trabajo.
La estructura
La estructura del Museo está integrada por muros y losas prefabricados de concreto. Los muros constan de un componente prefabricado (exterior), y otro vaciado en sitio (interior). La parte prefabricada, conformada por dos caras de 65 mm de concreto blanco a modo de sándwich, hace las funciones de encofrado perdido y permite al mismo tiempo controlar el acabado final; la parte interior, colada en sitio con concreto gris, sirve para “coser” las piezas con armado de refuerzo, haciendo generando un muro monolítico.
A la superficie se le dio una leve textura abujardada para darle un acabado más atractivo y permitir la reparación de daños e imperfecciones causadas en obra. Los muros funcionan estructuralmente como elementos de carga, de 36 cm de espesor, incluyendo los dos paneles prefabricados. Las losas, que son aligeradas con unas esferas huecas de polietileno reciclado (PET) en su interior, tienen en la mayoría de los casos espesor de 70 cm y son semiprefabricadas con una prelosa para facilitar y acelerar la puesta en obra.
Como parte del sistema estructural –y a pesar de ser un edificio que se extiende horizontalmente– el Museo se compone de un único volumen totalmente rígido, lo cual aumenta la resistencia contra movimientos sísmicos. La cimentación transmite las cargas verticales sobre el terreno, fue construida como una zapata corrida y adapta su profundidad a las exigencias de los espacios exteriores.
En el lado oriental del edificio se sitúan las áreas de servicios internos del museo. Aquí se ubican en la planta baja, la zona de carga y descarga, la bodega de tránsito y el cuarto de cuarentena; y en la planta alta, la bodega de colecciones, el taller de restauración, los talleres y la bodega de museografía. Estos dos niveles están comunicados mediante un montacargas de dimensiones 7 x 4 m y 4 m de altura, con capacidad de 12 T.
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